Parker sigue inquieto
Parker está inquieto, sabe que en estos tiempos difíciles es algo así como un atribulado equilibrista de provincias. Aún no ha firmado los tratados al uso pero es consciente que se está convirtiendo en un varón en proceso de progresiva rendición. Con todo, no se deja seducir por halagos parasitarios ni por lisonjas. Él piensa que su corazón es un submarino nuclear bajo los hielos del Ártico, en breve la realidad le dirá que es un pez colgado de un anzuelo dando bocanadas en el muelle de cemento de la soledad.